La
relación epocal de nuestra MAMA ANTULA (María Antonia de San José o María
Antonia de Paz y Figueroa), con la generación de los hombres de Mayo, nos
permiten redescubrir su figura desde un aspecto importante, la cercanía
dialógica y formativa con el pensamiento revolucionario, subsumido en una
espiritualidad ignaciana, donde la liberación del hombre y sus circunstancias
nace desde un espíritu nuevo (Crf. El objetivo de los Ejercicios
Espirituales Ignacianos es ayudar al ejercitante ayudar al que los experimenta,
a discernir y conocer lo que Dios quiere de él, y a desear y elegir esto mismo)
En
la Casa de Ejercicios Espirituales, fundada por MAMA ANTULA, sirvió para que
muchos de los hombres de Mayo redescubrieran
la necesidad de constituirse en hombres nuevos, según las premisas
paulinas (Crf. Tampoco se engañen los unos a los otros.
Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron
del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose
constantemente según la imagen de su Dios). Así también, en la
asunción de su vida secular-laical, comprometida con la vida social y
política, en consonancias con las
proclamas de la revolución francesa de Libertad, Igualdad y Fraternidad, ésto permitió
generar un espacio comunitario, una construcción colectiva, en beneficio de la
constitución de la patria desde un pensamiento situado.
MAMA ANTULA estaba convencida de que
los Ejercicios ignacianos eran el mejor medio para acercar a la gente a Dios,
un gran medio formativo de valores morales y cristianos. La mayoría de los hombres de Mayo y
otros próceres de nuestra historia realizaron los Ejercicios Espirituales
Ignacianos, coordinados por MAMA ANTULA, podríamos citar a: Cornelio
Saavedra (Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez), Manuel Belgrano (Manuel José
Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano), Juan José Castelli, Mariano Moreno,
y más tarde, Bernardino Rivadavia, José Manuel de Rosas, Juan Bautista Alberdi,
Bartolomé Mitre y muchos más.
Los
padres de Manuel Alberti (Sacerdote y luego
miembro de la Primera Junta) fueron parte del grupo de familias que donaron
los terrenos donde se construyó la Casa de Ejercicios, podríamos citar también
a Pedro Pavón, Benedicta Ortega, Alfonso Rodríguez y Francisca Girado. En ésta casa fue Capellán,
un santiagueño que acompañó a los patriotas revolucionarios y luego firmará la
Autonomía Provincial, Pedro Francisco de Uriarte. Así también, Cornelio
Saavedra fue apoderado y un gran
servidor en proyectos de MAMA ANTULA.
La
relación de María Antonia de San José con la generación de Mayo fue fluida y
constante, una mujer valiente, de gran formación, que recibió de los jesuitas,
con gestos maduros para sobrellevar la adversidad y lograr alcanzar objetivos
válidos, dentro de propósitos superadores, el magis ignaciano.
Finalmente,
también Mayo está signado por MAMA ANTULA, ya que en éste 25 de Mayo, aniversario de la Revolución, se cumplen 148
años del encuentro de los restos de ésta mujer santiagueña, extraordinaria del Siglo XVIII,
de manera milagrosa. Cuando en 1867, se
trabajaba para reconstruir la Basílica La Piedad (Bs. As.) por pedido de Mons.
Mariano José de Encalada, se buscó los restos de MAMA ANTULA, ya que conocían
que fueron depositados allí por expreso pedido de ella; y cuando ya desistían
de la búsqueda, “una niña” les señaló el lugar donde se encontraba,
preguntándoles los obreros sobre cómo sabía, ella respondió: mi madre me lo dijo, y la niña
desapareció misteriosamente.
El
acontecer humano es producto de una sucesión de hechos, que muchas veces
consideramos desencadenados, una generación es producto de multicausalidades
heredadas, de intervenciones que generan cambios profundos y señalan un quiebre
epocal. MAMA ANTULA fue y sigue siendo una figura ícono a reconsiderar por su valioso aporte
histórico y cultural, rebelde y silencioso, desde el Siglo XVIII hasta nuestros
días, la generación de mayo lo supo.
Prof. Rubén Oscar Valdez
Presidente
Fundación MAMA ANTULA
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