Cuando nos
referimos a María Antonia de Paz y
Figueroa (1), quien en vida asumió el nombre de María Antonia de San José, tras su
consagración al Señor; la denominación
de los quichua-parlantes santiagueños, MAMA ANTULA, prima sobre la denominación dada al pie de la pila
bautismal, y la que ella misma asumió en frente al altar del templo de la Compañía de
Jesús, hoy, reconocida como la Iglesia
de Santo domingo.
Podemos decir,
sin más, que hablamos de una misma persona, y sobre la cuestión sobre la
denominación que prevalece a partir de la significación dada en la relación de
alteridad, de MAMA ANTULA, con las
personas y la comunidad social destinataria de su obra.
Referirnos a María Antonia de Paz y Figueroa, es
reconocer su origen noble, de un linaje familiar destacado en Santiago del
Estero, Tucumán y Córdoba; su nombre nos dice su ascendencia y nos muestra la
identidad recibida en la pila bautismal. Podemos aceptar de gran manera, que su
formación cristiana le permitió vivir su espiritualidad según lo que expresa
San Pablo en su Carta a los Filipenses, el abajarse a la condición de los
destinatarios de su misión (Flp 2,6-7.
(Jesús) “sin embargo, se redujo a nada, tomando su condición de siervo, y se
hizo semejante a los hombres”).
Nunca negó su
condición social, pero, vivió su vida consagrada, con sus votos privados de pobreza, obediencia y castidad,
según la espiritualidad ignaciana y asumió el nombre de María Antonia de San José, nombre con el que firma todos sus
escritos, acreditando su entrega desde la confianza en San José, Patrono de la
Iglesia, y su plena confianza en la providencia. Un vivir abandonada a la
providencia, según las sugerencias de Jesús ( Lc 9,3 “no lleven nada para el camino, ni bolsa colgada del bastón, ni pan, ni
plata, ni siquiera vestido de repuesto”)
Los comentarios,
citas, de muchos estudios realizados por innumerables autores locales,
nacionales e internacionales, le llaman MAMA
ANTULA, denominación dada por los quichua-parlantes de Santiago del Estero.
Esto tiene una carga significativa en dos aspectos:
- En el aspecto, semántico y fonético, el quichua santiagueño (según las conceptualizaciones de Don Domingo Bravo (2)), donde la simbiosis del quichua y el castellano en Santiago del Estero, tiene un estilo particularísimo, donde el quichua se castellaniza y el castellano de quichuiza. Mama se refiere y contiene el concepto de mamá, la maternidad en su sentido pleno, pero, al ser la fonética quichua: grave, lo afirmado se expresa cotidianamente en la oralidad santiagueña, y en la escritura se visualiza en la ausencia de la tilde. Para ejemplificar, basta las prácticas diarias en las aulas, de las escuelas, donde la maestra desea corregir las expresiones de sus alumnos que dicen “traemelo”, en vez de “traémelo” ó “juntamelo” en vez de “juntámelo”. Así también, podemos afirmar, según lo antes expuesto, que una palabra castellana es quichuizada. Antula, es la expresión de la quichuación del nombre Antonia, un nombre propio español ahora es inculturalizado en el lenguaje quichua-parlante. Es apropiado, obteniendo una semántica y un neologismo propio. En el interior de Santiago del Estero, es común, aún hoy, decirles a los José, “Joshela”; a los Pascual “Pashcu”, claro ejemplo de lo antes expuesto.
- En el aspecto, conceptual, antropológico, teológico, en lo expresado, Antula es Mama, es mamá, es madre. Podemos decir que se le reconoce la maternidad (espiritual), en lo que se refiere al hecho de dar vida, principalmente, a los necesitados (negros, indios, esclavos y entre ellos las mujeres y los niños).La maternidad de Mama Antula, reconocida y señalada como la identidad propia de esta santiagueña, nos permite reflexionar sobre el sentido dado por los agraciados de la pastoral brindada por María Antonia de San José. Ella, es madre, expresa el rostro materno de Dios ( Crf “ El rostro Materno de Dios” de Leonardo Boff (3)).
Así también, cabe el señalamiento como una mujer plena, considerando el contexto socio cultural del Siglo
XVIII. Una mujer laica que no se casó, ni fue una monja, pero que se la
distinguió como una mujer auténtica, completa, realizada en su vocación y misión.
Prof. Rubén Valdez
Presidente Fundación MAMA ANTULA
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